Redacción
autor, BBC News Mundo
El 20 de noviembre de 1989, apenas 11 días después de la caída del Muro de Berlín, la Organización de Naciones Unidas aprobó uno de sus acuerdos más exitosos y emblemáticos: la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN).
El tratado, diseñado para proteger a los menores, fue el primero que reconoció que los niños y adolescentes tienen derechos propios y que los adultos son responsables de garantizarlos.
A partir de la firma, los Estados miembro de la ONU comenzaron a ratificar la CDN a través de votaciones en sus respectivos Parlamentos.
A día de hoy, 196 países han sancionado la Convención, convirtiéndola en el tratado de derechos humanos más ampliamente ratificado de la historia.
Sin embargo, hay un solo país que no ha completado este proceso y que, por ende, no está comprometido legalmente a acatar el acuerdo: Estados Unidos.
Aquí te explicamos cuál es la importancia de la CDN, por qué a 35 años de su aprobación EE.UU. sigue sin ratificarla y qué impacto tiene esa decisión.
¿Qué es la Convención sobre los Derechos del Niño?
Se trata de un tratado internacional que reconoce los derechos humanos de los niños, definidos como personas menores de 18 años.
Hasta la firma de este acuerdo los niños no eran reconocidos como sujetos de derecho. De hecho, hasta la Segunda Guerra Mundial se consideraba legal que trabajasen a la par de los adultos en muchos países.
La CDN no sólo estableció los derechos básicos a los que deben acceder todos los niños, sino que también hizo a las personas adultas responsables de esos derechos.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), «la convención ve al niño como individuo y como miembro de una familia y una comunidad, con derechos y responsabilidades apropiados para su edad y su etapa de desarrollo».
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